HIJOS: VICTIMAS DE UNA SEPARACIÓN DE PAREJA
En primer lugar hay que dejar claro que, a pesar de que una separación o divorcio es problemática y afecta a nuestros hijos, mucho más les afecta convivir en un hogar donde los padres han dejado de quererse y donde las discusiones y peleas son continuas.
Es difícil pedir a una pareja que se sobreponga a su sensación de fracaso y frustración tras una separación, pero como padres, la prioridad deben ser ahora los hijos, por lo que es muy importante dejar de lado la rabia y odio que pueda haber hacia nuestro «ex» e intentar llegar a un acuerdo y a una separación lo más amistosa posible.
PAUTAS A SEGUIR
- La primera y más importante norma a seguir es clara: «No hablar mal del otro en presencia de nuestro hijo jamás». Los comentarios despectivos, insultos o faltas de respeto hacia el otro afectan mucho al niño, que no entiende porqué de pronto sus padres se han convertido en unos extraños que no hacen más que discutir y no se soportan.
- En segundo lugar. debemos dejarles muy claro que, a pesar de que sus padres se han separado, siguen queriéndolos igual y pueden seguir contando con ellos siempre que los necesiten. El niño necesita sentirse amado.
- Nuestros hijos no tienen porqué saber las verdaderas razones de la separación, ya que no entienden los conflictos entre los adultos. Para ellos no somos un hombre y una mujer ( en el caso de parejas heterosexuales), sino papá y mamá. Dependerá mucho de la edad del pequeño, pero, a grandes rasgos, debemos decirles que los papás no se llevan bien, han dejado de quererse y por eso van a separarse, para no discutir y poder ser felices viviendo separados.
- Dejarles muy claro que ellos no son responsables de lo ocurrido. Los niños tienden a sentirse culpables de lo sucedido, porque se han portado mal, sacan malas notas o son desobedientes. Si además han visto a sus padres discutir por alguna de estas razones, el sentimiento de culpa es aún mayor.
- Debemos dejar que el niño exprese su rabia, miedos y dudas y que pregunte todo lo que desee saber.
REACCIONES DE LOS NIÑOS
Los niños no entienden porqué dos personas que se querían mucho, de pronto dejen de amarse y decidan separarse e, incluso, puedan enamorarse de otra persona distinta. Sus reacciones ante la situación son diversas: unos intentan todo lo posible para que sus progenitores vuelvan a estar juntos, otros tienen miedo de perder a alguno de ellos, algunos desean escapar de casa y estar con el que ya no vive en ella…
- La tristeza suele ser la reacción más frecuente, pero mientras algunos presentan rebeldía y conductas agresivas que pretenden llamar la atención, otros se comportan de modo retraído, se encierran en sí mismos y no expresan sus sentimientos, intentando mostrar una normalidad ficticia.
- El sentimiento de culpa es importante, sobre todo en los más pequeños. Al no entender porqué sus padres se han separado, creen que es porque han hecho algo mal y por ello se han enfadado y discutido.
- LLanto: es muy frecuente, aunque suelen hacerlo a escondidas porque les da vergüenza que los vean.
- Problemas de sueño: suelen despertarse varias veces por la noche y acuden a la habitación de madre para comprobar que no le han abandonado o quieren dormir con ella.
- Se niegan a comer: es una forma de llamar la atención, ya que saben que si no comen sus madres estarán más preocupadas y pendientes de ellos.
- No quieren ver a sus amigos, a los que en el fondo envidian porque sus padres siguen juntos.
- Quieren escapar con el padre que ya no vive con ellos, sobre todo cuando el que se queda en casa los regaña o castiga.
- Su objetivo durante mucho tiempo es intentar volver a juntar a sus padres. Para ello fingen estar enfermos, se comportan mal en el colegio, son rebeldes…Todo para que sus padres, preocupados, se reúnan y hablen. La tristeza de los niños no pasará hasta que acepten la separación: cuando se acostumbren a esa idea, se darán cuenta de que ya no vale la pena estar tristes por algo imposible.
QUÉ DEBEMOS HACER LOS PADRES
- Dejarles claro que la decisión de la separación es nuestra y no tiene nada que ver con ellos.
- A pesar de todo, seguimos siendo sus padres, les queremos y nos preocupamos por ellos.
- Escucharles, dejarles que expresen sus sentimientos y la rabia hacia nosotros.
- Hablar con el colegio, explicarles su situación y mantener un contacto continuo con ellos.
- Hacerles ver que su familia sigue siendo la misma: hermanos, tíos, primos, abuelos… y que todos le quieren y se preocupan por ellos.
- «Tú no estas solo». Es el mensaje más claro, no deben sentirse abandonados.
- Jamás hablar del otro cónyuge delante del niño ni faltarle el respeto.
- La tendencia a consentirles todo y comprarles todos los caprichos, sobre todo por parte del padre que no vive con ellos, es negativa y contraproducente. Lo importante es la calidad del tiempo que pasemos con ellos, no intentar ganarnos su cariño con cosas materiales.
- No utilizar a los hijos como espias del otro para enterarnos de cómo le va y, sobre todo, si tiene otra pareja.
- No pretendamos que los hijos tomen partido por un bando. No tienen la experiencia suficiente para hacer de juez ni pueden ser imparciales
Si el niño o nosotros lo necesitamos, no dudemos en acudir a un psicólogo, es un profesional imparcial que nos ayudará a solucionar el problema.